El diccionario de Literatura define el Modernismo como una fecunda corriente de la literatura Iberoamericana a partir de 1880, que despertó muchas controversias, tanto en relación con sus contenidos como con sus formas.
La cima del mismo la ocupó Rubén Darío, poeta nicaragüense (1867-1916). Su renovación tuvo una enorme resonancia en España. Entre otras obras importantes se destacan: Azul, 1888; Prosas profanas, 1896; Cantos de vida y esperanza, 1905.
El Modernismo significó la liquidación de lo castizo español, entendido como fuente de inspiración, ya como norma, ya como modelo. Fue notorio también su conocimiento de las corrientes europeas, sobre todo francesas (Romanticismo, Simbolismo, Parnasianismo).
Un individualismo exacerbado y un hipertrófico culto a la expresión artística se hicieron patentes en el movimiento, con el resultado de que los escritores fueron perdiendo contacto con la cotidianeidad opresora de la vida social y política.
“Eso es el Modernismo: un gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza”
Juan Ramón Jiménez
Características del Modernismo
- Intensa y fecunda renovación métrica. Llegan incluso hasta el verso absolutamente libre, pasando por todos los esquemas.
- Se utilizan con fruición los versos formados con pluralidad de pies de tres, cuatro o cinco sílabas, los divididos en hemistiquios cuya cesura intermedia a veces se borra.
- El léxico: el Modernismo inventa o pone de moda un caudal de palabras favoritas y al neologismo culto griego o latino.
- Aparecen las sugestiones esdrújulas y escándalos cosmopolitas.
- No faltan tampoco los arcaísmos.
- Se busca la calidad aristocrática del verso.
- Tiene una tendencia estética y estetizante. Afirma la creencia en la Belleza y la absoluta independencia de toda idea moral, pedagógica y utilitaria. Es la tendencia del “Arte por el Arte”.
- Gusto por lo exótico. Buscan todo lo raro, lo precioso en épocas históricas o en culturas igualmente lejanas y prestigiosas. La India fabulosa, los viejos imperios asiáticos, las culturas precolombinas, los países hiperbóreos, los primitivismos prerrafaelistas, la Grecia, pagana y erótica.
- Gustaron de las materias primas preciosas y sensuales, nombres propios llenos de luz y de tentación, brillos e irisaciones delicadas.
- Tienen gran fraternidad con las artes hermanas y los empréstitos técnicos y materiales que suscribe. Color y música son supuestos previos de todo poema modernista.
- Los valores estéticos ocuparon un lugar prominente frente a los valores sociales o ideológicos en la concepción del arte. Fieles a la concepción parnasiana del arte por el arte.
Concepción de poeta
El poeta modernista vive en un perpetuo carnaval de disfraces y decorados. En el fondo todo esto no es más que insatisfacción, melancolía, deseo de evasión, de goce, de olvido de la prosaica realidad cotidiana.
ALGUNOS EJEMPLOS
Desde Uruguay: Julio Herrera y Reissig
La casa en la montaña
Ríe estridentes glaucos el valle, el cielo franco,
risa de azul, la aurora ríe su risa fresa,
y en la era en que ríen que nos da oro y turquesa
exulta con aromático relincho una potranca…
Sangran su risa sus flores rojas en la barranca;
en sol y cantos ríe hasta una aurora huesa;
en el hogar del pobre ríe la limpia mesa,
y allá sobre las cumbres, la eterna risa blanca…
Más nada ríe tanto, con risas tan dichosas,
como aquella casuca de corpiños de rosas
y sombrero de teja, que ante el lago se aliña…
¿Quién la habita…? Se ignora Misteriosa y huraña
se está lejos del mundo sentada en la montaña
y ríe de tal modo que parece una niña.
Su creador: Rubén Darío
Sonatina
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
¿RECONOCES RASGOS MODERNISTAS EN ESTOS TEXTOS?
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